Sandra Claret, mejor conocida como La Mamarazzinos cuenta su historia de parto respetado y sin episiotomía gracias a la labor de la ginecóloga y la matrona, que en todo momento trabajaron en equipo para evitar cualquier maniobra agresiva. Ella cuenta su historia porque solo tiene cosas buenas para decir de ese día y del sistema sanitario público de España, ya que respetaron en todo momento sus peticiones y deseos; además de que la matrona la preparó mucho para el momento del parto y finalmente cuando llegó ese día, iba sin miedo y con mucha información.
Sandra empieza contándonos un poco sobre su familia y de como, aunque nunca fue de las mujeres que quería tener hijos, ahora no se imagina la vida sin él.
Aunque la noticia del embarazo le cayó por sorpresa porque tenía 38 años, realmente fue un momento que nunca va a olvidar porque justo habían planeado un viaje con su pareja y al enterarse logró aplazarlo hasta el año siguiente. Cuando llegó el momento de ir, realmente no querían perder el dinero, pero tampoco quería dejar al niño atrás.
Al quedarse embarazada a los 38 años, a Sandra le tocó hacerse más pruebas y exámenes para cerciorarse que todo iba bien; pero a pesar de tener que beberse la bebida de glucosa dos o tres veces durante el embarazo, realmente le fue muy bien y nunca tuvo ningún problema, mas que nauseas que duraron hasta los 4 meses.
El embarazo transcurrió sin problemas y Sandra logró disminuir su carga laboral por ser fotógrafa independiente y volcarse a disfrutar del momento tan maravilloso que estaba viviendo. Logró incluso hacer viajes cortos.
Algo que Sandra tenía varias cosas claras, primero que quería epidural y segundo que quería utilizar el sistema sanitario público de España ya que tenía muy buenas referencias de otras amigas que habían tenido sus peques y también habían optado por no contratar un seguro privado.
Su matrona Sandra la preparó para el parto junto con otro grupo de mamás, en donde encontró mucho apoyo y se formó una gran amistad. Algo que quiso resaltar es el masaje perineal que les enseño la matrona, el cual consiste en un auto masaje en la zona del perineo para ir preparando la vagina para el momento de que el bebé salga y así evitar que se desgarre o que haya que cortar (episiotomía).
La episiotomía era algo que Sandra quería evitar a toda costa y era súper importante para ella, así que religiosamente a partir del momento que su matrona le dio luz verde, ella empezó a hacerse los masajes perineales con aceite de almendras dulces por cinco minutos. Ella no sabe si fueron las almendras o el masaje, pero tuvo un parto en el que no se desgarró, no la cortaron y tampoco le tuvieron que coser.
Sandra cuenta como todo el personal la respetó, como la trataron bien y sobre todo la dejaron que su cuerpo hiciera el trabajo, ya que no la apuraron, ni la llevaron a una carrera contra el reloj. Dejaron que su marido estuviese con ella mientras estaba en trabajo de parto y una vez que la llevaron al paritorio, cuenta que lo recuerda como un lugar maravilloso y no como un lugar estéril y frio como normalmente se ve en la televisión, aunque su marido parece que no concuerda con esas afirmaciones.
Le pregunté si esa actitud tan positiva pudo haberle ayudado a enfrentarse a ese día desde un punto de vista tan positivo, especialmente porque ella iba mentalizada de que ella era quien tenía que sacar al bebé y no esperaba que nadie sacara al bebé.
Sandra había pasado las 40 semanas y el bebé seguía sin dar signos de querer nacer. A las 40 semanas y seis días, se levanta en la madrugada para ir al baño y notó que al orinar se hizo como un poco largo y recordó que la matrona le había dado instrucciones de que si eran limpias las aguas, que no se preocupara y alistara tranquila porque tenía tiempo.
A eso de las 8am llega al hospital, la ingresan y como no tenia contracciones ni había empezado a dilatar, deciden colocarle un ovulo de prostaglandina para ayudarle a dilatar. Estuvo sentada en la pelota de yoga haciendo los ejercicios que la matrona le había enseñado hasta que a eso de las dos y media de la tarde empezaron las contracciones.
Sandra recuerda que caminaba y que cuando le llegaban las contracciones fuertes, se colgaba del cuello de su marido, hasta que a eso de las 6pm pidió la epidural porque ya no las aguantaba más.
Cuenta que justo cuando la sientan en la cama para poder ponerle la epidural, rompió aguas a lo bestia y recuerda como todos continuaron actuando de lo mas tranquilos, mientras ella estaba alucinada porque ya pensaba que el bebé se estaba por salir.
Transcurrió muy poco tiempo, porque ya a las ocho de la noche, el bebé nació.
Una vez nació, hicieron piel con piel. Sandra cuenta una historia muy chistosa de como entre su compañera de cuarto y ella roncaron tanto una vez que se quedaron dormidas, que su marido entre la incomodidad de la butaca y los ronquidos, terminó pasando la noche acostado afuera en el pasillo con almohada y todo.
También habla de como le fue con la lactancia y como llegó el momento en donde tuvo que decidir entre su salud emocional y darle biberón a su bebé porque no lo estaba disfrutando como pensó que lo haría. Buscó ayuda, tenía mucho apoyo, pero a la final realmente se dio cuenta que no podía continuar así y decidió irse por lo que no le causaba ansiedad.
Sandra cuenta que, a los 13 días, llevó al bebé al hospital porque estaba congestionado y pasó una terrible experiencia como madre recién estrenada. También cuenta como le cambió la percepción de todo lo que ella pensaba que seria la maternidad, sobre todo el tema de volver al trabajo, pero realmente le fue muy bien en su postparto como tal porque tenia ayuda de su madre y hermana, además su marido tuvo alrededor de 30 días de permiso.
Puedes conectar con Sandra Claret a través de:
Instagram: @SoyLaMamarazzi Twitter: @SoyLaMamarazzi Facebook: https://www.facebook.com/soylamamarazzi/ Blog: LaMamarazzi.com Podcast de fotografía con móvil: La Mamarazzi Podcast junto a Mónica de la Fuente de Madresfera y Cristina Quiles: Señoras y PodcastEncuentra las notas del episodio en http://naturalmentemama.com/043