Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.
Bitácora de aventuras, edición 20 minutos de certeza en medio de la incertidumbre:
Después de un día de Reyes bastante común, nos acostamos a dormir poco antes de la medianoche, después de leer varios artículos, conversar un rato sobre las predicciones para la isla, y visitar el pasado, para saber qué esperar. Esa mañana nos levantamos temprano con un temblor que hubo en el lado sur de la isla, y anduvimos arrastrando el susto y el cansancio todo el día. Caí como palo. El 7 de enero, a las 4 AM abrí los ojitos, pensé que era más tarde, porque de la pelota de sueño que tenía hacía apenas unas horas, pasé a estar despierta como si fuera mediodía. Me puse a leer artículos en internet, y me puse algo intranquila, solo había dormido unas horas y estaba bien cansada, ¿qué hacía despierta? Soy de las que cuenta las horas de sueño, y hoy en día me las exijo, después de unos cuantos años de no tenerlas, son mi más grande tesoro actualmente. De repente cerré el artículo y me pregunté por qué estaba despierta y me dije, debe venir por ahí. Verifique los nenes, bien, Miguelo, bien, todos super pega'os durmiendo. Me volví a decir, por ahí viene. Decidí rezar, mejor no le llamo rezar, me desheredan, digamos que empecé a repetir lo que siempre repito tanto que termino creyéndome: "todo va a estar bien", le tiré un "y todos vamos a estar bien" por el la'o, por si acaso, somos demasiados y si me pongo muy específica no termino. 5 minutos después, se fue la electricidad, y de inmediato empezó a temblar todo fuertemente. Llamé a Miguelo para estar los 4 juntos, vino, les pusimos una almohada sobre la cabeza a los niños, nos pegamos a la pared, el niño no se enteró, la niña abrió los ojos, nos miró, le dije "está temblando, pero te estamos cuidando", se quedó dormida otra vez, yo seguí repitiendo lo mismo, Miguelo hizo un padre nuestro, paró de temblar. Me quedé pensando en la confianza, y el poder sobrenatural que puede tener, mientras la veía dormir tan tranquila. Por momentos pienso que fue más tiempo, deben haber sido apenas unos 30 segundos, de los más largos 30 segundos que he vivido. Miguelo fue a vestirse, nos vestimos todos, alumbre todas las paredes y los techos, todo bien. Nos acostamos, intentamos dormir, me estoy quedando dormida, una hora más tarde, todo en repeat, una vez más, volvimos a dormir, cada vez con menos éxito que la anterior.
7 de enero de 2020
Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios.
Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!