Muy bienvenidos a una nueva edición de nuestra serie de podcasts „Los maestros de la Música“cuentan. En las próximas semanas, presentaré una serie de entrevistas con músicos uruguayos que realicé en torno al cambio de milenio.
Hoy van a escuchar la entrevista con el maravilloso guitarrista Ciro Pérez. Desde que lo escuché tocar en el Compact "Tango mi refugio" junto al bandoneonista Osvaldo Montez, soy hincha de este guitarrista de la vieja gran escuela del tango. Porque Ciro ha tocado muchisimos años con Roberto Grela, el guitarrista de tango más innovador, que fue formador del estilo. Ciro Pérez nació el 9 de diciembre de 1944 en la localidad uruguaya de Canelones. Cuando lo visité en diciembre de 1995 en su casa de verano cerca de Montevideo, me contó sus encuentros con los mejores músicos de tango y de folclore de su época: ya en 1960, a los 16 años, Pérez conoció al entonces desconocido pero luego legendario cantautor Alfredo Zittarosa en una peña, la forma latinoamericana de la jam session. Tocaron juntos durante más de 10 años hasta que Zittarosa tuvo que emigrar por la represión de la junta militar.
En 1976 el legendario guitarrista de tango Roberto Grela le llamó a Ciro Perez y empezaron a tocar juntos. Grabaron dos discos en dúo: „De Gardel a Grela“ y „Don Carlos de Buenos Aires“. Y en 1978 hicieron un disco con el cantante y bandoneonista Rubén Juárez.
A principios de los 80, Ciro Pérez emigró a París, donde conoció al guitarrista paraguayo Vidal Rojas, que se había criado en París. Pérez también tocó con otros músicos argentinos que habían emigrado a París, como Juan José Mosalini, Gustavo Beytelmann y Roberto Lara.
Su café habitual era el "Trottoir de Buenos Aires", en aquella época el lugar de encuentro de todos los tangueros que visitaban París o ya vivían en la Ciudad de las Luces, como Osvaldo Pugliese, Horacio Salgan y otros famosos músicos de tango.
Desde muchos años, Ciro Pérez vive en Korsika. Escuchen ustedes mismo lo que este singular y hermoso guitarrista de tango me contó en su cabaña de la playa con vista al océano Atlántico en el verano uruguayo de 1995.